DESCUBRIENDO LA FORMA DE LA ESPERANZA
Por: ANONIMO
«Al moldear nuestros pensamientos con ideales espirituales,
tenemos la libertad de convertimos en quienes queremos ser.»
Hace algún tiempo, mi vida era un laberinto oscuro y confuso, donde la adicción dictaba mis pensamientos y acciones. Cada día era un ciclo interminable de obsesión y autopunición. Pero hoy, estoy aquí para compartir con ustedes un viaje de transformación, uno en el que aprendí que al moldear nuestros pensamientos con ideales espirituales, tenemos la libertad de convertirnos en quienes realmente queremos ser.
La adicción dejó su huella en cada esquina de mi mente. No importaba la forma que mis pensamientos tomaran en ese entonces; cuando la adicción tomó el control, todo se deformó. La obsesión por las drogas y la autoinmersión consumían mis días, drenando mi humor, dictando mis decisiones y distorsionando mi estilo de vida.
Sin embargo, a medida que emprendí el camino de recuperación, descubrí que cada ideal espiritual que abrazamos en nuestro programa tiene el poder de enderezar los pensamientos torcidos que se enraizaron durante la adicción. La admisión desmantela la negación que encubre nuestra realidad, la honestidad reemplaza el engaño que solíamos practicar, el compañerismo disipa la soledad y la fe en un Poder Superior amoroso lucha contra la desesperación. Estos ideales espirituales, cuando los abrazamos, se convierten en las herramientas que necesitamos para recuperar la autenticidad y la dirección en nuestras vidas.
Este proceso es un acto de volver a nuestro "estado natural". Es la recuperación de los sueños y metas que habían sido secuestrados por la adicción. En esta nueva etapa, nuestros pensamientos son esculpidos por los ideales espirituales que descubrimos a través de nuestra relación con un Poder Superior, uno que cada uno de nosotros ha llegado a concebir en nuestro propio camino.
La adicción ya no tiene el poder de doblegar nuestros pensamientos. Hoy, nuestros esfuerzos en la recuperación y la guía de nuestro Poder Superior son los arquitectos que dan forma a nuestras vidas. Cada día, nos alejamos más de las sombras del pasado y nos acercamos a la luz de un futuro lleno de posibilidades.
"Sólo por hoy", esas palabras se convirtieron en mi mantra. Me recordaban que el cambio comienza en el presente, y que permitir que los ideales espirituales definan mis pensamientos es el primer paso hacia una transformación duradera. Pero este cambio no se limita a una esfera de nuestra vida. Los principios de la recuperación deben ser aplicados en todos los aspectos de nuestro ser: lo físico, lo espiritual y lo mental.
Cada pensamiento que generamos es una semilla que puede florecer en una emoción y, finalmente, en una acción. Así que, cada vez que el miedo o la duda asoman sus cabezas, elijo moldear esos pensamientos con los ideales espirituales que he adoptado en mi viaje de recuperación. Cada vez que siento que estoy perdiendo el rumbo, recurro a mi Poder Superior para encontrar la dirección.
Hoy, en mi vida vivida en recuperación, puedo afirmar con certeza que los ideales espirituales tienen el poder de transformarnos de adentro hacia afuera. Me han permitido descubrir la forma de mi propio Poder Superior, una fuerza que me guía y me da la fortaleza para enfrentar cualquier desafío. Cada paso que doy en esta dirección es un testimonio de la esperanza que se encuentra al final del camino de recuperación.
Así que los animo a todos a unirse a este viaje. Permítanse que los ideales espirituales sean la fuerza que endereza sus pensamientos, que guía sus emociones y, en última instancia, define sus acciones. Al hacerlo, descubrirán la libertad y la plenitud que esperan en el otro lado de la recuperación. Juntos, podemos moldear nuestros pensamientos con esperanza, y construir un camino hacia una vida plena y significativa.